«Sólo un auténtico movimiento de masas puede crear las condiciones de la gran transformación política a la que aspiramos» // Entrevista a Frédéric Lordon
por Xavi Espinet (El Critic, de Barcelona)
Traducción del catalán: Montserrat Pacheco
¿Qué llevó al gobierno socialista a
decidir presentar semejante proyecto de reforma laboral y qué simboliza la ley
El Khomri?
No hay otra explicación que la ciega ideológica más absoluta. Este
gobierno, que se pretende de izquierdas, en realidad lleva a cabo una política
más de derechas que cualquier otro gobierno de la Va República. Si lo
consideramos desde el punto de vista histórico del régimen, podemos percatarnos
que se trata de un hecho político de primer nivel. Las consecuencias serán enormes
y se harán patentes muy rápidamente, y a más tardar durante las elecciones
presidenciales de 2017. Asistimos a la liquidación histórica de la
socialdemocracia francesa. En realidad, es un aligeramiento. Pero habrá sido
necesario que esta socialdemocracia se haya escurrido hacia la derecha más que
cualquier otro gobierno para que su liquidación se realice. Por lo tanto, es el fanatismo neoliberal del Partido Socialista el que
habrá conducido este gobierno a presentar esta reforma, que ni siquiera Sarkozy
se hubiera atrevido a presentar. Con esto, se pueden hacer una idea del estado
de descomposición intelectual de este partido, que ya no tiene con la izquierda
otra relación más que la simple inercia nominal.
Pero además de esta deriva
ideológica, la reforma laboral demuestra también que el PS ha perdido
totalmente el contacto con el estado real de la sociedad. Hace falta ignorar el
sufrimiento y la precariedad general de los trabajadores asalariados para
cometer la locura de agravarlo todo aún más.
Después de la paralizante derrota
contra la reforma sarkozysta de la jubilación en el 2010, Francia vuelve a
bajar a la calle. ¿Cuáles son las relaciones que ‘Nuit Debout’ debería
mantener con la movilización sindical contra la reforma laboral ?
Unas relaciones mucho más fuertes que las que tiene actualmente. No
habrá transformación política de gran envergadura sin movimiento popular de
masas. Un movimiento de masas adopta por necesidad en parte, la forma de la
huelga general. Y no puede haber huelga general sin la participación de las
organizaciones sindicales. Así de fácil. Pero, aunque no tengamos ninguna
certidumbre sobre el origen efectivo de una huelga general (y pueden estar
seguros de que haremos todo lo que podamos para que, como mínimo, sea
probable), es de una importancia estratégica saber agrupar a todas las
fracciones de la izquierda, habitualmente separadas por barreras
sociológicas invisibles. Es el caso de la separación entre la izquierda
militante del centro de los ciudadanos y la izquierda de las clases obreras
sindicales. A pesar de todos los obstáculos, hay una base objetiva para esta
convergencia: la condición salarial. Es más, hoy esta convergencia sería aún
más fácil, ya que el neoliberalismo maltrata ciegamente y uniformemente,
incluso a su propia base social, es decir, a los estudiantes. Futuros directivos
del capitalismo, pero destinados a la precariedad por éste y a formas de
inserción en el mercado laboral cada vez más degradadas. Estos estudiantes se
esfuerzan, esperan que su trayectoria escolar responda a sus ambiciones, y
descubren amargamente que estas ambiciones se verán defraudadas. Por
lo tanto, tenemos todos los ingredientes para una confluencia de clases
sociales que su heterogeneidad mantenía hasta ahora alejadas.
No puedo acabar de contestar a su pregunta sin mencionar la existencia
en ‘Nuit Debout’ de de una comisión «huelga general» a la
que tenemos que agradecer unas primeras acciones muy concretas. Como por
ejemplo haber organizado una delegación de estudiantes que fueron el 12 de
abril pasado a la estación de Saint Lazare a reunirse con los empleados del
ferrocarril a expresarles nuestro apoyo por su lucha. Acciones como ésta son
absolutamente ejemplares, y sólo con multiplicarlas estaremos a la altura de
nuestra propia consigna de convergencia de las luchas.
Muchos analistas, más o menos
mediáticos, hacen de ‘Nuit Debout’ un fenómeno generacional. ¿Qué nos
puede decir de esta juventud que se consideraba despolitizada y que despliega
su ser político fuera de los canales institucionales?
Personalmente, me niego a encerrar ‘Nuit Debout’ en la categoría
de fenómeno generacional. En realidad, la reducción generacional de un fenómeno social es la característica esencial
del discurso mediático. Por otro lado, hay que reconocer las cosas con
lucidez : una de las razones de la acogida mediática bastante positiva
hasta el momento de la ‘Nuit Debout’ se debe a que los periodistas han
actuado, a veces sin ser conscientes de ello, de acuerdo con afinidades
sociológicas. Unas afinidades que desaparecen por completo cuando se trata de
movimientos sindicales clásicos y los periodistas se entregan, a veces sin ser
conscientes de ello también, a un racismo social muy claro.
En cualquier caso, la tematización generacional es la
operación típica del comentario despolitizado. Se trata sólo de «cosas de
jóvenes» y por lo tanto, de cosas sin importancia, que se evaporarán en
cuanto crezcan (cuanto antes mejor, a ser posible) y mientras, se está
dispuesto a ser tolerantes, siempre y cuando no vayan demasiado lejos. Es aquí
donde nos lleva el análisis de «generacional».
Dicho esto, querría añadir una observación personal, limitada y parcial
como todas las impresiones personales. Me da la sensación de asistir a una
efervescencia intelectual y política inédita de los estudiantes franceses y,
hecho aún más relevante, de los estudiantes de secundaria. Cada vez recibo más
mensajes, propuestas, consultas por parte de los estudiantes de secundaria. Y les puedo asegurar que estos mensajes dejan entrever una consciencia crítica y
política muy bien desarrollada. Es un fenómeno totalmente novedoso. Los
políticos que estén en el gobierno en diez o quince años deberían
preocuparse: les esperan problemas muy serios que han empezado a madurar
hoy mismo.
“Nuit Debout’ movimiento proteiforme y horizontal
parece no querer ni padrinos ni portavoces. Sin embargo, no se puede negar que usted ha jugado un papel de primer orden y que representa una autoridad
intelectual para los «indignados» franceses. ¿De qué manera ha participado en la génesis de este movimiento y como querría contribuir en él a
partir de ahora ?
En enero, éramos tres o cuatro, convencidos que «tenía que pasar
alguna cosa» y que «esta cosa» podía cristalizarse alrededor
de la película de François Ruffin «Merci Patron!». La posibilidad de una explosión nos parecía muy real, teniendo en
cuenta el nivel de saturación de indignación en la atmósfera social así como la
inanidad cada vez mas manifiesta del juego institucional de la Va República con
la proximidad de las presidenciales del 2017, de las cuales todos sabíamos y
sabemos que no saldrá nada interesante.
Nos rondaba por la cabeza una reproducción original de los movimientos
de plaza europeos. Un movimiento que tendría que permitir romper con el cartel
de las tiendecillas partidistas de la izquierda, atrapadas en las instituciones
de la Va República, incapaces de levantar cabeza para inventar alguna otra cosa
y destinadas a perderse por el camino con sus eternas maniobras para terminar a
menudo como comparsas en el desfile socialista. Era necesario pues un movimiento de plaza para que la gente pudiese
juntarse físicamente, pero dejando en casa las etiquetas partidistas. Era
necesario trabajar con otra lógica, para hacer algo diferente. Elegir la plaza
fue finalmente bastante fácil : la República. Desde enero, ya teníamos en
mente una actividad, en torno a la proyección pública, salvaje, de «Merci
Patron!». ¡Pero las inspiraciones de tres o cuatro no bastan !
Para que se materialicen es necesario ser un buen grupo. Después del estreno de
«Merci Patron!», unas cuantas docenas de personas acabaron
reuniéndose, espontáneamente y trabajaron para que se
hiciese realidad nuestra consigna el 31 de marzo (jornada de movilización
contra la reforma laboral): «Después de la manifestación; no
volvemos a casa». Son las mismas personas que, por ejemplo, inventaron el
nombre de ‘Nuit Debout’, un magnifico pensamiento.
La gente que hoy va a la plaza, sin duda, no imagina toda la
energía, la dedicación, que esta primera ocupación de la plaza pudo suponer
para los que trabajaron concretamente en ella. Y funcionó. Están ahí desde el
31 de marzo. Posteriormente, el movimiento ha sabido crecer de por sí solo, y
ahora vive su vida. Los que trabajaron en la eclosión han ido pasando el relevo
progresivamente. Otras energías, otras dedicaciones, se han añadido. Algún día
habrá que explicar la historia. Por ejemplo, pienso en todo lo que hacen las
comisiones «acogida y serenidad» (¡el servicio de orden!),
«Logística» o «Cocina». Todo esto puede parece muy
prosaico pero sin toda esta gente, ‘Nuit Debout’ no existiría.
Con su discurso del 31 de marzo en la
«République» llamaba al «deseo político que crea y que
afirma». En plena crisis del Estado-nación y de la política, ¿Cuál sería
el sujeto de este deseo y de qué «objetos políticos» debería
apoderarse ? ¿Y qué les contestaría a los que califican hoy esta
afirmación, renovada cada noche en la «République», de puramente voluntariosa?
El sujeto de este deseo no se puede definir ex ante. El
« nosotros » se define con el proceso mismo de sus realizaciones.
« Convergencia de las luchas » es una estenografía que dice su deseo,
el deseo de ser tan grande como sea posible. Y si se quieren nombrar más
explícitamente sus componentes, nombrémoslos : el joven urbano
precarizado, las clases obreras sindicalizadas (y más en general el mundo del
trabajo), los barrios abandonados de las «banlieues».
En cuanto a los objetos de este deseo, cada uno podrá seleccionárselos. Pero lo
que este movimiento no debe hacer es abocarse a la vindicación intransigente de
sí mismo. Si su energía no se convierte en deseos determinados, en objetos
políticos explicados, continuará siendo improductivo. Conservar este sentido
del objeto supone recordar siempre su necesidad durante los debates, con la
finalidad de lucha contra la dispersión total.
Personalmente, creo en una especie de «telescopio» que
sabría dar-se una graduación de objetivos, desde lo más cercano (retirada de la
reforma El Khomri) hasta lo más alejado (redacción de la Constitución de una
República social), pasando por toda una serie de ideas
«intermediarias» que debemos saber imponer en el debate político,
como por ejemplo obligar la banca a abandonar sus actividades especulativas,
para luchar contra la dispersión completa.
¿Todo esto es un «voluntarismo de la afirmación» ?
Cierto. Pero ¿qué política no lo es? A pesar que no puede satisfacerse de
ello, la intervención política es esencialmente performativa. Decir «hay
que» es contribuir a hacer realidad la cosa que decíamos antes que no
existe efectivamente. ¡Y hay que aceptar que se trata de una especie de
intervención idéntica a la apuesta ! Pero, aunque perdamos nuestra
apuesta, la intervención política siembra alguna cosa que hará camino :
una idea, el sentido del problema, una exigencia.
Durante la revolución francesa, Sieyès
enunciaba el principio de la democracia representativa: sólo los
representantes del pueblo pueden expresar la voluntad popular. Por su
configuración misma, ‘Nuit Debout’ pone en tela de juicio este
principio, y en cada asamblea general del movimiento se critica duramente la
democracia representativa. ¿Cuáles son los nuevos medios de decisión y de
legitimización políticos deja entrever ‘Nuit Debout’ ?
Lo que diré ahora puede parecer muy crítico con las inclinaciones
espontaneas de ‘Nuit Debout’ ; pero me da lo mismo. Pienso que, en
una escala microscópica, no puede haber política sin una cierta forma de
institucionalización e, incluso, de representación. De hecho, la configuración
misma de la Asamblea general de ‘Nuit Debout’ no es conforme con al
modelo de horizontalidad pura que pretende alcanzar. Por ejemplo, no hay
ninguna AG sin normas: la toma de la palabra, el tiempo de intervención, respeto
de la persona moderadora, reglas de gestos para manifestar opiniones, etc.
Estas normas contienen por definición un carácter institucional y
« verticalizador » ya que se imponen a todos, son autoría, y todos
las reconocen. Ya de entrada, y a partir de esta escala, las tenemos que ver
como un hecho institucional «verticalizado». Y esto demuestra
bastante bien la inanidad de toda consigna maximalista de horizontalidad pura,
la cual, de hecho, es totalmente imposible.
La verdadera pregunta no reside en las absurdas antinomias
«instituciones vs. ninguna institución» u «horizontal vs. vertical», si no en la manera de configurar nuestras instituciones y en
los medios de contención y control de una verticalidad, que necesariamente
producimos con el simple hecho de organizarnos colectivamente, por poco que lo
hagamos.
Todo y con esto, aunque ‘Nuit Debout’ se verticalice por su
propio movimiento, puede firmemente permanecer en una configuración muy cercana
a los ideales de horizontalidad y democracia directa. Pero es indudable que
esta configuración sólo es posible gracias a su medida y escala reducidas. Por
lo tanto, es necesario saber pensar dos ideas juntas, que aunque lo parezcan,
no son contradictorias. Por un lado, la configuración institucional a escala
microscópica, o nacional, no podría ser un simple calco del modelo experimental
a escala de «République». Por otro lado, ‘Nuit Debout’
ilustra unos principios genéricos que deben de guiar la elaboración de una
configuración institucional global.
¿Cuáles serían estos principios ? Subsidiariedad máxima, es decir,
máxima delegación de autonomía posible a niveles locales. Desconfianza hacia la
capacidad de apropiación que supone cualquier institucionalización. Control
activo de los representantes y de los portavoces, incluyendo la revocabilidad
permanente Organización de la dialéctica constante entre niveles superiores y
niveles inferiores, pero no entregar a los primeros el monopolio de la
iniciativa, para no convertirlos en simples cámaras de aprobación/validación.
Las ideas deben circular en ambos sentidos y los niveles superiores deben
continuar inspirándose de los niveles inferiores.
Saber extender ‘Nuit Debout’
entre las clases populares de las «banlieues», ¿le parece una
condición necesaria tanto para el éxito del movimiento como para su legitimada? La mayoría de las clases populares del país se encuentran en la “Francia
periférica”, donde el Front National se hace cada vez más presente. ¿Cómo puede dirigirse a unas clases
populares sin provocar la reprobación de las otras ?
Ésta es una cuestión tan decisiva que para mí es casi dolorosa. Cuando
veo las dificultades que ya se presentan a nosotros tan sólo para concertar
fracciones politizadas aunque heterogéneas sociológicamente, como las clases
obreras sindicales y las diversas familias de la izquierda urbana, puedo
concebir con mayor lucidez las grandes barreras que es necesario saltar para
llegar tanto a una parte de la población de las «banlieues» como a
lo que ustedes llaman la «Francia periférica». No insistiré ahora en
todas las diferencias que oponen ambas poblaciones… Y no debemos hacernos
ilusiones: una «emergencia» performativa como ‘Nuit Debout’ que contiene, en sí misma, suficiente poder para volver a trabajar tan
profundamente el tejido social hasta el punto de producir en él una
modificación masiva como ahora la «deslepenización». Esto sólo lo
puede conseguir una militancia local, tozuda, y a menudo invisible, que va a la
reconquista de la gente, persona a persona, o casi. Lo que sí puede hacer un movimiento como ‘Nuit Debout’ es
reconstruir dentro del panorama político general una propuesta verdaderamente
de izquierdas. Si esta propuesta acaba dejando huellas, podrá percibirse como
una alternativa para todos aquellos que no tienen otra alternativa salvo el FN.
Cabe decir que esto exige tiempo, mucho tiempo….
En «République» afirmó que ‘Nuit Debout’ inauguraba el final de la reducción reivindicativa de
las luchas y superaba las ambiciones de la movilización sindical contra la
reforma El Khomri. Declaro la muerte del orden político actual y milita por el
advenimiento de una República social. ¿Ya es así ? ‘Nuit Debout’,
¿Asamblea constituyente? ¿Cuáles son las disposiciones que se deberían
adoptar para que el movimiento se convirtiera en ello ?
La frase «nosotros no reivindicamos nada» debe entenderse
bien. Me he percatado post festum que había engendrado toda
una serie de malos entendidos, sobre todo con los sindicatos, donde esta
fórmula parecía atacar de frente la gramática misma de la acción, la cual es
fundamentalmente reivindicativa. Sin embargo, está claro que no se trata de
declarar las luchas reivindicativas caducadas, allí donde tengan lugar;
hacerlo sería tan grotesco como falto de pertinencia.
Se trata más bien de llamar la atención sobre el hecho que las
reivindicaciones, por construcción, acaban expresándose dentro de un marco que
permanece incuestionable… cuando este marco establece incluso las condiciones
misma de posibilidad (o de imposibilidad) de ciertas reivindicaciones.
Reivindicar un aumento del sueldo mínimo, por ejemplo, está condenado al
fracaso o a la inanidad, si olvidamos cuestionar a la vez las estructuras de la
globalización neoliberal (el poder accionarial, el librecambismo desenfrenado,
las deslocalizaciones) que hacen objetivamente imposible el aumento salarial
porque estas estructuras han instalado objetivamente los obstáculos que se
oponen a ellos. El famoso TINA (There Is No Alternative) permanecerá
como un hecho hasta que no pongamos nuestra atención en el conjunto de las
estructuras neoliberales que lo convierten en un hecho y fuera de las cuales
deja de ser un hecho. Para sustituir al TINA por el TIAA (There is An
Alternative), hay que volver a crear las condiciones de posibilidad
estructurales, es decir, volver a crear el marco. Y reconstruir el marco es
algo totalmente diferente a reivindicar. Hay que abrir un proceso altamente
político de reconstrucción institucional, en el sentido más amplio del término
«instituciones». Este proceso se convierte en algo aun más trascendental
cuando pretende ser un nivel constituyente, es decir «meta-marco». Porque, ¿a quién deben dirigirse las «reivindicaciones» de una
Asamblea Constituyente ¡A nadie! Es el mismo pueblo quien se hace
con este deseo, quien lo afirma, quien lo plantea.
Ahora bien, habría que precisar la naturaleza de un llamamiento a una
Constituyente, según dos interpretaciones distintas. La primera lectura tiene
que ver, una vez más, con el registro performativo de la intervención política.
Según esta interpretación, apelar a una Constituyente sería una manera de
plantear problemas, dos en particular.
- El primero: consideramos que el sistema
institucional actual, el de la Va República, está agotado, que ninguna
transformación significativa del marco puede producirse en ella, y que hay
que volver a edificar de nuevo, para democratizarlo todo de nuevo, y que
vuelva a ser posible nuevamente la expresión de diferencias políticas
significativas. En el fondo, la democracia es esto: la posibilidad
siempre abierta de hacer las cosas de otra manera.
- El segundo: una Constituyente no se impone como un
juego jurídico formal y desarraigado, sino como el medio de dar la forma
jurídica más alta a los principios fundamentales de un modelo de sociedad.
Así como las constituciones sucesivas de las repúblicas francesas (y en
esto, ¡se parecen todas !) tenían como finalidad real la
santificación del derecho de propiedad, base del capitalismo, es evidente
que el proyecto de acabar con el imperio del capitalismo sobre la sociedad
sólo puedes pasar por la destitución del derecho de propiedad y por la
implantación de la propiedad de uso (se entiende aquí la propiedad como
medios de producción y no como posesión personal). Sólo un texto de última
instancia y del alcance jurídico de una constitución puede operar este
cambio, literalmente, revolucionario.
Y aquí viene la segunda lectura del llamamiento a una Constituyente. Una
lectura histórica y estratégica que nos recuerda que estamos muy alejados de un
proceso constituyente y aun más alejados si este proceso tuviese que desembocar
en una república social libre de todo derecho de propiedad (en el sentido
indicado anteriormente). Según esta segunda interpretación, positiva, la
Constituyente es la consagración de un proceso revolucionario y futuro, el cual
tiene como condición, la posibilidad de hecho. Pero a la vez, ¿por qué debemos
proyectarnos así en un horizonte casi irreal ? Porque es una manera de
incluir problemáticas en la agenda del debate público. Es una manera de
afirmar, públicamente y de forma decidida, al espacio público la existencia de
un problema con las instituciones de la pérdida de posesión. Es una manera de
mostrar que hay un problema con el imperio del capitalismo sobre la sociedad,
como la reforma El Khomri tiene la virtud de mostrárnoslo más claramente como
nunca.
Se acercan las elecciones
presidenciales del 2017. Es cierto que el paisaje político a la izquierda del
PS no parece prestarse para la creación de un nuevo partido. Pero ustedes
afirman que un Podemos a la francesa sería un grave error. ¿Por qué ?
La vía constituyente también es una respuesta a esta cuestión. Creo que
debemos salir de lo que se llama la antonimia OWS (Occupy Wall Street) /
15-M-Podemos. Por un lado OWS, movimiento que ha mostrado desgraciadamente su
improductividad política (y no desprecio los efectos de Occupy que han sabido
hacerse camino a escondidas para hacer posible, por ejemplo, la posibilidad hoy
de un Bernie Sanders). Por otra parte, el 15-M, movimiento que sólo se ha
convertido en productivo prolongándose en la forma de Podemos… Es decir, bajo
la forma que traiciona totalmente el espíritu de los orígenes. Un partido
clásico, con un líder clásico, clásicamente obsesionado por la competición
electoral, y muy decidido a jugar el juego de la manera más clásica del
mundo: en las instituciones tal y como son, sin la mayor veleidad de transformarlas.
El llamamiento a una Constituyente es una manera de salir de esta
contradicción de la improductividad o del retorno al establo electoral. Es
necesario que el movimiento produzca «alguna cosa», pero esta
«cosa» no puede entregarse al funcionamiento de las instituciones
vigentes. Conclusión: esta «alguna cosa» podría consistir,
precisamente, en la transformación de las instituciones.
«Hay que bloquearlo todo para
desbloquearlo todo», dicen. ¿Qué se debe hacer ?
La vía constituyente. Y si su condición de posibilidad es un proceso
revolucionario, la finalidad del movimiento podría ser poner los inicios de
este proceso. Una de las mejores consignas de ‘Nuit Debout’ es
«convergencia de las luchas». Entonces, practiquémosla. Organicemos
la confluencia de la juventud, de los militantes de los centros de las
ciudades, de las clases obreras sindicadas. Y examinemos la posibilidad de
recorrer camino hacia la huelga general. Sólo un autentico movimiento de masas
puede crear las condiciones de la gran transformación política a la cual
aspiramos.
Fuente: El Correo de la diáspora - www.elcorreo.eu.org.