Amor a la sumisión
por Marcelo Laponia
Textos anteriores de esta polémica: Los JM (de Marcelo Laponia) // Laponia la tenés adentro: la polémica con Valeriano (de Diego Valeriano) // ¡Siga chupando, Valeriano! (de Marcelo Laponia) // La Dékada Ganada (Diego Valeriano) //
Amo polemizar con Valeriano. ¡Despierta mis pulsiones
homosexuales y asesinas! ¿Cómo no amar a
alguien que va tan directamente a las cosas, sin miedo de tragárselas en el
camino? La maravilla del goce y de la sumisión arman maquina fascista sin complejos
críticos. Brindo por la libertad del buen salvaje que todos traemos
dentro.
Lo que no me esperaba, lo confieso, es esa creencia
repentina en la política ¿No es que la política la hace la víctima? ¿O viene
ahora eso de las máquinas de cooptación? Valeriano imagina un universo entero
en torno a la letra que clavada lleva en su trasero: inteligencia, astucia,
generosidad. No me esperaba de su parte
un lenguaje militante (“la década ganada”!). ¿No que la militancia no existe?
Resulta insostenible su afirmación de que la K que
llevamos tan adentro no resulta sustituible por “simples letras”: ninguna letra
es simple en políticas del deseo. ¿O lo es acaso la P de Perón, la E de estado,
la M de mercado, la D de dios...? (a todas ellas las llevamos adentro, y sin
embargo, la lengua se mueve, las letras se desplazan). Sólo una ilusión de
sumisión (hasta de castración –como decimos en mi oficio-) puede pretender
detener el lenguaje en torno a una letra única (significante amo).
En otras palabras: ninguna letra recubre por entero y por
siempre a la Cosa (hoy la Kosa). Salvo que aceptemos lo que sólo Valeriano
parece dispuesto de aceptar: que la k de Kirchner remite a la de Kapital. Y entonces sí, la sumisión de Valeriano
emerge gloriosa, triunfal, mostrando el lugar del konsumo con sus
determinaciones y concretas y contradictorias, como hecho de servidumbre y
libertad.